La vivienda justa no es una casilla. Es el corazón de nuestra industria.
- ARETSI

- 23 abr
- 5 Min. de lectura
La vivienda justa ya no se trata solo de reaccionar ante la injusticia, se trata de construir proactivamente un futuro mejor.

La vivienda justa es más que una obligación legal: refleja nuestra identidad, tanto personal como profesional. Representa la dignidad, la igualdad y el derecho fundamental de cada persona a vivir, crecer y prosperar en la comunidad que elija.
La vivienda no se trata solo de transacciones, sino de personas, futuro y la libertad de pertenecer.
Cumplir con las leyes de vivienda justa no es opcional; protege la credibilidad de nuestra industria, fortalece la confianza del consumidor y garantiza la sostenibilidad de las comunidades a las que servimos.
En LIBOR, la vivienda justa es un valor fundamental que impregna todo lo que hacemos. Nuestra misión se basa en la conducta ética, las comunidades inclusivas y la protección del consumidor. Proporcionamos a nuestros miembros las herramientas y la capacitación necesarias para defender la vivienda justa a diario, desde formación continua obligatoria y cursos intensivos de sensibilización sobre prejuicios hasta asesoramiento legal en tiempo real y defensa en todos los niveles de gobierno.
Como profesionales del sector inmobiliario, también debemos trabajar para transformar la cultura. Esto significa ir más allá del cumplimiento normativo. Damos ejemplo, fomentando el diálogo abierto, apoyando la diversidad en el liderazgo y promoviendo la participación de los miembros en programas como el programa de simulación "Fairhaven" de la NAR y la certificación "En casa con la diversidad".
A través de nuestra campaña "Hogar para todos", educamos al público sobre la discriminación en la vivienda y ayudamos a los consumidores a comprender sus derechos.
La vivienda justa no se trata de cumplir con requisitos. Se trata de construir comunidades basadas en la equidad y el sentido de pertenencia.
Por qué la vivienda justa sigue siendo importante
Algunos se preguntarán: ¿Acaso no hemos resuelto esto ya? Pero la vivienda justa no es un capítulo cerrado; es un problema vigente que sigue exigiendo atención y acción. Persisten las disparidades en las tasas de propiedad de vivienda, y las nuevas tecnologías, como el marketing impulsado por IA y las herramientas de selección digital, plantean nuevas preocupaciones sobre sesgos involuntarios.
Los vecindarios en los que vivimos impactan significativamente todo: el acceso a la educación, la atención médica, el empleo y la riqueza generacional. Las leyes de vivienda justa protegen el derecho de los consumidores a buscar oportunidades de propiedad o alquiler de vivienda sin sufrir discriminación por motivos de raza, religión, discapacidad, orientación sexual, situación familiar o cualquier otra clase protegida.
Estas leyes ayudan a garantizar que los profesionales inmobiliarios actúen en el mejor interés de todos los clientes, con imparcialidad y profesionalismo.
El efecto dominó de la inclusión
Hay una historia que ilustra a la perfección el impacto duradero de la vivienda justa. En la década de 1930, una pareja negra de California, los Thompson, compró una casa a pesar de la discriminación generalizada. Años después, lo vendieron a una familia china, y al parecer los eligieron no porque ofrecieran el precio más alto, sino porque querían extender la misma oportunidad que les había sido dada.
Décadas después, la casa se vendió por una cifra multimillonaria. En agradecimiento, la familia china donó 5 millones de dólares a un centro de recursos para estudiantes afroamericanos, honrando el acto de justicia que les dio origen. Eso es lo que la vivienda justa puede lograr: crear un legado de oportunidades, conectar comunidades y empoderar a familias a lo largo de generaciones.
Por qué esto es importante tanto para profesionales como para consumidores
Para los profesionales del sector inmobiliario, la vivienda justa va más allá de la ética: es un buen negocio. Protege su licencia, su reputación y la integridad de su servicio. Liderar con justicia y empatía genera credibilidad y confianza en un mercado diverso.
Los consumidores deberían preocuparse porque la vivienda justa define su capacidad para acceder a oportunidades que conducen a la estabilidad y la movilidad ascendente. Tras bambalinas, organizaciones como LIBOR luchan a diario para proteger estos derechos, abogando por prácticas crediticias justas, reformas de zonificación y programas para compradores de vivienda por primera vez.
Usted se centra en encontrar la vivienda adecuada. Nosotros nos centramos en garantizar que tenga derecho a hacerlo de forma justa, segura y con confianza.
Progreso y el camino a seguir
Hay motivos para la esperanza. Cada vez más profesionales consideran la educación sobre vivienda justa como algo esencial, no solo un requisito. Muchas agencias inmobiliarias están invirtiendo en capacitación significativa que aborda desafíos del mundo real, no solo escenarios hipotéticos. Los estados están reforzando la aplicación de la ley, añadiendo clases protegidas y aumentando los recursos para las agencias de vivienda justa.
Nos enorgullece construir sistemas intencionales que integran la equidad en el estándar de la industria. Abogamos por leyes como la Ley de Transparencia de las Cooperativas, apoyamos a organizaciones locales sin fines de lucro dedicadas a la vivienda y proporcionamos actualizaciones legales mensuales a nuestros miembros.
Sin embargo, persisten los desafíos. La discriminación sigue ocurriendo, a veces de forma sutil, a veces de forma sistemática. Con demasiada frecuencia, se evitan las conversaciones sobre raza y equidad. El liderazgo no siempre refleja las comunidades a las que servimos. El cumplimiento varía según la región.
Una verdadera rendición de cuentas requiere no solo políticas internas, sino también supervisión externa, una aplicación más rigurosa y un compromiso a todos los niveles.
Lo que cada profesional puede hacer
El cambio se produce con una conversación, una demostración, una decisión a la vez. Todo profesional inmobiliario puede practicar la concienciación intencional evitando suposiciones, descartando prejuicios personales y garantizando que cada cliente sea tratado con respeto y justicia.
La educación y la capacitación son esenciales. Ayudan a los profesionales a reconocer el impacto de la discriminación histórica en la vivienda, a evitar el lenguaje excluyente y a tomar decisiones más informadas y acertadas. En LIBOR, nos aseguramos de que la vivienda justa sea parte integral de nuestro proceso de incorporación, formación continua y conversaciones cotidianas.
También debemos normalizar esta conversación. Esto significa que la vivienda justa sea un tema constante en eventos, programas y actividades de divulgación pública, no solo una vez al año en abril. Podemos colaborar con socios comunitarios, amplificar las voces diversas y garantizar que la vivienda justa se considere no como un asunto político, sino como una excelencia profesional.
Lo que me da esperanza es que el debate ha pasado de los márgenes a la corriente principal. Ya no solo reaccionamos ante la injusticia, sino que construimos proactivamente un futuro mejor. Con una formación más sólida, políticas más innovadoras y colaboraciones más estrechas, podemos garantizar que cada persona tenga la oportunidad de encontrar un lugar al que realmente pueda llamar hogar, sin miedo, sin discriminación y con plena dignidad.
By Doreen Spagnuolo
Source: imman.com
Image: freepik.com



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